Contador
domingo, 8 de diciembre de 2024
Puro y Copa gratis
En segundo de carrera Pepe el maño, que ya estaría estudiando Arquitectura, nos invitó a almorzar a Nati y a mí. Creo que vivía por Felipe II, y payá que me fui yo. Llamé a la puerta y me abrió una criada de uniforme, pregunté por Pepe y me dijo que todavía no había llegado, que estaba en su tienda del Tiro de línea y que pronto llegaría, que si quería pasar a esperarlo. me senté en el sofá y me preguntó si quería beber algo mientras esperaba a Pepe.Habia visto una botella de Chivas en el mueble y mientras me servía una copa, me encendí un Cohíba de una caja que había en la mesa. Mientras fumaba y bebía, me preguntaba que de donde sacaba el dinero Pepe, que qué bien vivía el gachó, con su criada, su Chivas y sus puros habanos Y además con una tienda, qué tío!!Cuando acabé el Chivas y viendo que Pepe tardaba le pregunté a la criada si no había nadie más de su piso y me dijo que sí, que en la habitación del fondo estaba Mario. Allí que me acerque, con mi Cohíba entre los dedos, , abrí la puerta y vi a un adolescente con unos cascos bailando encima de la cama y ahí, sólo ahí me di cuenta de que me había equivocado de piso, le dije precipitado a la criada que me tenía que ir y salí corriendo todo avergonzado. No era el segundo B, sino el C, llamé y me abrió Pepe creyendo que yo ya no iba a aparecer y con Nati sentada a la mesa, creo que ya en los postres. Las risas duraron un buen rato.
sábado, 7 de diciembre de 2024
Momentos. Bar de taquilla
Rotulador sobre papel de estraza, 2024
Recordando mis tiempos de facultad tuve taquilla desde segundo, heredada de mi paisano y vecino el escultor Amadeo Rojas, que la había heredado de su cuñado Manolo Cruz. En segundo teníamos modelado en el sótano a las 8 de la mañana y para combatir el frío puse un bar en mi taquilla, con poquito género, solo una botella de Veterano y anís Miura que solíamos ligar para calentar el cuerpo. Los clientes éramos Fede Guzmán, Paco Loma y yo, y a veces también José Juan.No se me olvida que un día nos sorprendieron en pleno brindis el decano y su secretario, Cordero y Comas. No recuerdo bien cómo acabó la historia, seguramente disimulamos para salir del paso, lo que es seguro es que no le invitamos ninguna copilla. Tengo la anécdota ilustrada en uno de mis Momentos, un proyecto de recuerdos dibujados, que he retomado tras mi jubilación.