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domingo, 16 de marzo de 2025

Momento camaleón


 Rotulador, 2025

Solo he tenido mascota una vez en mi vida y fue por apenas una semana. Era una mascota de ojos saltones y útil, mas útil que un perro guardian o un cerdo paquistaní. En la semana santa del 92 viajé por primera vez a Marruecos y en Xaouen nuestro guía adolescente llevaba un camaleón al hombro, la noche anterior me habían acribillado los mosquitos, así que le compré el Camaleón por unos pocos de Dirham y fue mano de santo, por las noches lo soltaba en la mesita y su larga lengua no dejaba de atrapar mosquitos. Le pusimos de nombre Marty, en honor al gran Marty Feldman, del jovencito Frankestein. Me acompañó durante todo el viaje y con él al hombro me sentía  como un pirata con su Loro, los turistas me hacían fotos y casi me convertí en un elemento tan exótico como el encantador de serpientes o las bailarinas del vientre. Marty hizo mi viaje mucho más agradable, divertido y ameno.

Lo triste fue la despedida, no podía pasarlo por la frontera, así que solté en un arbol a mi efímera mascota antimosquito y aún hoy, 33 años después, sigo echándolol de menos.