Rotulador, 2025
Recién comprada mi Zenith 11, una pesada y entrañable cámara rusa, me envalentoné y salí por mi pueblo a ejercer de reportero gráfico. Era un espléndido Viernes Santo por la mañana con San Juan en la calle y el olor a incienso y azahar en el ambiente.
En la calle Cambroneras ya me encontré con una escena digna de un Pulitzer, al menos ecijano,: A la Loca del Cuni con su pelo amarillo azafrán,y vestida con un traje rosa, como una patética caricatura de Marilyn y acompañada de Pepito Roda, enchaquetado de blanco, de dandy de pueblo. Pasaban al lado de un Mercedes blanco y les pedí posar.
Ya en el salón vi juntos a los tres limpiabotas oficiales: El chupa, el Mono y el barriga y también me posaron para una hipotética posteridad. También fotografié al Quicote con sus muletas, a la muchedumbre que esperaba al santo y en el Pelos Tiesos a sus tertulianos echados sobre la barra con Amador al servicio. Y a un peculiar personaje, un abuelo que tomaba su vino sentado, con su perrillo debajo de la silla, en la penumbra.
Era una época rica en iconografías míticamente populares, con personajes irrepetibles y lugares únicos que ya se han perdido. Llené mi carrete de 36 exposiciones con montones de esos personajes y lugares pero , por motivos que ya no recuerdo, esas imágenes no quisieron salir a la luz, o más bien la luz se las cargó, pues se me veló el carrete mientras lo revelaba y también se veló mi carrera de reportero gráfico.
Son gajes del oficio, en mi carrera de fotógrafo analógico , más tarde, también se me velaría algún carrete más , pero ninguno como los de aquel espléndido Viernes Santo, que mi memoria no deja de lamentar.