Ayer vivimos un nuevo san Blas, mi fiesta favorita. Como siempre, la emoción de ver salir el santo, que enseguida salta, brinca y baila, contagiando de alegría a todos sus fieles, aunque ayer, con eso de ser fin de semana había demasiada gente, lo que le quita encanto al encuentro anual. Después, la fiesta en la Plaza, reencontrándome con viejos amigos, disfrutando de los tarifeños Malamanera, de nuevo transmitiendo como toreros de Arte con su público, buena continuación para el espíritu de alegría entusiasta de San Blas. Y la fiesta en casa Martel, que este año contaba con una actuación de varios guitarristas y de una chirigota de Ubrique. Sólo que estas fiestas no son igual si faltan amigos que son piezas fundamentales del encuentro anual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario