Magnifica tarde de playa en Los Toruños, en el límite con Valdelagrana, un lugar al que tenemos especial querencia, pues no está tan masificada como la playa vecina , me ofrece gran diversidad de temas humanos para dibujar y tiene un chiringuito fronterizo con unas sardinas magníficas que espero catar pronto. Por lo demás, hoy mi Violeta fue acompañada de su mejor amiga, Dayra, por Mario y se lo pasó en grande entre el agua y la arena. Y como colofón, magnífico coquineo, algo que colmó, o al menos alivió, mi conocido y ansioso afán recolector.
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