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jueves, 8 de diciembre de 2011

Pepe Olivares



Lápiz, 1992



En el 92 no era yo muy amigo de hacer apuntes del natural y mucho menos de retratar, afición o querencia que vino más tarde por circustancias casuales y que ahora son un dulce vicio, dificil de extinguir. Era entonces, más pintor de estudio, de imaginar situaciones, posturas y composiciones, por ello me sorprende este retrato del natural en mi buhardilla de la calle Toledo, de un compañero de Osuna, entonces por Ubrique, Pepe Olivares. La importancia de las manos cruzadas y el rostro y el tratamiento perdido de los elementos en primer término son detalles que he utilizados mucho más tarde en muchos dibujos.

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